Tutankamón: El faraón niño

A partir de estudios publicados por parte de un grupo de egiptólogos encontramos la primera teoría basada en la preocupación del faraón Akenatón por su sucesión al tener únicamente seis hijas con su esposa Nefertiti. Dicho inconveniente llevaría al faraón a engendrar un hijo con una de sus esclavas que moriría en el parto, y naciendo en el año 1354 a.C el tan ansiado heredero.

Por otro lado encontramos a aquellos quienes abogan por la teoría de que Tutankamón era realmente yerno de Akenatón al estar casado con la pequeña de sus hijas y quien, a la muerte del faraón, heredaría el trono de Egipto debido a la ausencia de varones en la descendencia del Akenatón.

El hecho es que, con absoluta certeza, sabemos que con nueve años subió al trono con el nombre de Tutankhatón (”imagen viviente de Atón”), en un Egipto sumido en una auténtica decadencia territorial producto de la pésima política exterior llevada a cabo por su antecesor, sumiendo al imperio egipcio en una situación de extrema alarma.

Tutankamón-

Además, fue un faraón muy influenciado por parte del consejo de sacerdotes tebanos partidarios de la antigua religión, con dioses como Amón y de una serie de funcionarios que se convertirían en artífices de un motín palaciego que pondrían fin tanto a su vida como a su reinado. Casi con toda probabilidad creemos que quienes ejercieron este poder fueron Ay (presunto padre de Nefertiti y su sucesor en el reinado) con el cargo de visir, y el escriba y general Horemheb (jefe militar y último faraón de la dinastía XVIII).

Poco se conoce en realidad sobre el reinado de Tuj Anj Amón (imagen viviente de Amón); contrajo matrimonio a los diez años con la princesa Ankhsen Amón, hija de su madrastra Nefertiti y, tres años después de acceder al Trono, es sabido que el nuevo faraón restablecería el culto tradicional y, consecuentemente, el poderío de los sacerdotes de Amón, seriamente debilitado en el reinado anterior por Akenatón y el establecimiento del culto monoteísta. Este hecho no sería más que un símbolo de la vuelta al politeísmo tradicional y vendría acompañado de otros que no harían más que reforzar la ruptura con el pasado inmediato marcado por la memoria del «faraón herético».; estamos hablando de hechos tales como la vuelta de la capital a Tebas abandonando la capital creada por Akenatón en Amarna o la sustitución de su propio nombre por el de Tutankamón (que significa «la viva imagen de Amón).

Parece ser que hizo una expedición a Siria y promovió varias fundaciones en Nubia con el objetivo de revivir el poderío militar del imperio ante el temible acoso de pueblos vecinos.

Sería el arduo interés del veterano visir Ay por el gobierno y por el amor de la joven reina los que originarían un complot mortal que culminaría un día cualquiera del faraón, al volver de una cacería.

Tutankamón. Féretro

A pesar de que existen posturas contrapuestas, nos atrevemos a afirmar que en un principio el sistema elegido a emplear en el asesinato había sido el veneno pero debido al suspicaz ambiente que rodeaba al faraón decidieron aprovechar el fervor del joven monarca por la cacería y planear un “accidente”.

A partir de la reconstrucción realizada por varios estudios realizados al respecto sabemos que la cacería de aquel día se había dado muy bien y que el faraón regresaba con un envidiable humor y manteniendo su costumbre de adelantarse al cortejo compitiendo con Ay en una carrera, una lanza se cruzó en los radios de la rueda de su carro cayendo éste sobre su pecho. Una vez en el suelo, y aún con vida, fue rematado por el propio visir con un golpe en la base del cráneo, bajo la oreja izquierda.

Con sesenta años, el visir conseguía una sucesión rápida y segura y, respetuoso con la tradición, quiso que el faraón tuviera un entierro digno, pensando que de esa forma podría ganarse el favor de la quinceañera viuda. Y parece ser que resultó e incluso se incluyó en las representaciones pictóricas realizadas en la cámara funeraria presidiendo los actos funerarios.

Al tratarse de una muerte inesperada, el ajuar aún no estaba preparado de forma que se completaría con objetos viejos.

Una vez conocida el breve reinado y los escasos acontecimientos que protagonizaron dicho periodo de reinado, nos extraña conocer la asombrosa fama alcanzada por dicho faraón ya que, una vez más, realmente no tuvo gran relevancia en la historia de Egipto. La verdad es que su fama se ha debido al hecho de que su tumba fue la única sepultura del Valle de los Reyes que llegó sin saquear hasta la edad contemporánea.

Lo que la antigüedad no supo dar al faraón así lo haría el siglo XX cuando, en 1922, dos arqueólogos británicos, Howard Carter y lord Carnarvon, descubrieron, en el Valle de los Reyes, la entrada de la tumba de Tutankamón, en la que se decía que se guardaban impresionantes tesoros.

Se había conservado el relato del enterramiento de Tutankamón es por ello por lo que se sabía de la existencia de dicha tumba y de que su enterramiento se había llevado a cabo en una tumba más humilde que la que en un principio se le diseñó ya que el visir se la apropió tras su misteriosa muerte. Incluso hemos llegado a conocer detalles tan exclusivos como el que antes de que las paredes de la cámara fueran selladas en 1346 a.C., la joven reina había colocado sobre el cadáver embalsamado una hermosa guirnalda de flores.

El misterio originado alrededor de la tumba por la muerte inexplicable culminaría con el sorprendente avance en el estudio científico del ejemplo más perfecto en la técnica de embalsamamiento.

Tutankhamun

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