Psamético I: El renacimiento saíta

Egipto no volvió a ser la gran potencia que dominó Próximo Oriente. Con esta expresión se hace referencia a un determinado hecho. Egipto, en el siglo VII, se encontraba en un grave proceso de desintegración. El país estaba dividido y la contienda entre diferentes faraones era continua. En este tiempo, también cayó bajo el dominio de una potencia extranjera, Asiria.

En el año 671 a. de C, el rey de Asiria, Asarhadon, conquistó el delta del Nilo. Realizó una campaña sobre el valle con el objetivo de obtener la sumisión de los gobernadores de los nomos, en ese momento auténticos príncipes locales. No buscó la anexión directa, sólo el reconocimiento de su soberanía, manteniendo un protectorado que abarcaba toda la zona del Delta. En el 667 a. de C., auspiciada por los faraones etíopes residentes en Tebas, estalló una rebelión contra el poder Asirio. El nuevo rey Assurbanipal tuvo que dirigir una campaña contra los rebeldes, a los que de nuevo sometió. Todos los príncipes locales le juraron fidelidad.

Psamtik I. Pasamético ISin embargo, noticias de una posible conspiración llegaron a sus oídos pocos años después. De nuevo, Assurbanipal se presenta en Egipto, manda el encarcelamiento de todos los príncipes locales y su traslado, en calidad de prisioneros, a la capital de Asiria, Nínive.

Uno de estos príncipes se llamaba Neco, gobernador de Sais. El rey asirio decidió entregarle plenos poderes, con los que pudo regresar a tierras egipcias. Sin embargo, nada más instalarse en Sais fue atacado por el faraón etíope Tanutamón en el año 664 a. de C. Durante los primeros momentos, el príncipe filoasirio consiguió resistir las embestidas de los ejércitos etíopes. Pero defendiendo sus posiciones, los soldados de Tunatamón le dieron muerte. Su hijo Psamético consiguió huir a Nínive, donde solicitó el amparo de los gobernantes asirios. Ante sus súplicas, se le concedió un ejército que debía someter de nuevo a las tierras del Delta bajo la dominación asiria. Esta vez, el ejército conducido por Psamético no era un ejército de asirios invasores. Esta vez, los asirios luchaban por defender el legítimo derecho de una dinastía egipcia a ocupar el trono del faraón. La campaña militar no ofreció apenas sobresaltos.

Incluso, pocos años después del ataque etíope, Psamético lograba ocupar la ciudad de Tebas, en el año 656 a. de C. Aún así, tuvo que hacer frente a numerosas revueltas de carácter local y acciones de guerrillas de grupos de resistencia. De esta manera, la situación no se estabilizó definitivamente hasta el año 655 a. de C.

Psamético comenzó su reinado en 663 a. de C. como un monarca vasallo del poderoso y temido Imperio asirio. Sin embargo, situaciones ajenas a Egipto posibilitaron la independencia del país y el llamado renacimiento saíta con la instauración de la Dinastía XXVI. Nínive caía y los pueblos de Mesopotamia recobraron la independencia, al igual que los hacía Egipto. De esta manera, en el siglo VII a. de C. se llegó a un nuevo equilibrio de potencias en el Oriente Próximo, con principales protagonistas en Egipto, Babilonia y el emergente pueblo de los medos.

La restauración del poder egipcio emprendida por Psamético empezó por una profunda campaña de propaganda real a su favor. Enseguida, la tradición presentó al nuevo faraón como el legítimo descendiente de los faraones libios de la Dinastía XXV. Son abundantes los cantos épicos donde aparece la gran figura del faraón Psamético I como restaurador del poder y del nacionalismo, simbolizadas a través de increíbles hazañas protagonizadas por él mismo. Por otra parte, para otorgar mayor legitimidad a su nuevo reinado, tras conquistar Tebas, obligó a la sacerdotisa Shapenupet, hija del faraón etíope Tanutamón que atacó a su padre, a que adoptase a su hija Nitocris.

Psamético I en un grabado en su tumba en Tebas

Psamético I en un grabado en su tumba en Tebas

Psamético llevó a cabo una auténtica restauración del sentimiento nacionalista egipcio como principal base ideológica de su doctrina, aunque en la práctica fueron otros los derroteros de su política, lo que llegó a generar cierto malestar en determinados sectores sociales especialmente tradicionalistas.

En el interior del país, consiguió la unidad total de las tierras del Nilo sometiendo uno a uno todas las provincias independientes. La importante aristocracia libia, precursora del “feudalismo” egipcio, había depositado su confianza en el nuevo soberano. Sin embargo, la línea que buscaba Psamético en cuanto a la administración, era convertir a estos gobernadores en simples funcionarios civiles, nombrados directamente por él. Evidentemente, esta política sólo provocó el malestar entre la nobleza libia y su consecuente descontento.

Psamético I Tebas

En su política exterior, Psamético procuró que el país se orientase claramente hacia el exterior. Potenció intensamente la actividad comercial de las ciudades del Delta, que llegaron a convertirse en auténticos centros comerciales en directo contacto con centros como Lidia y Grecia. Permitió, incluso, la entrada en masa de marineros griegos, que muchas veces eran empleados por el propio faraón para llevar a cabo actos de pillaje y de piratería. Obra suya, fue la creación de la colonia griega de Naucratis. Su principal fuerza militar estaba compuesta por un nutrido grupo de mercenarios helénicos. La base de su poder era esencialmente militar, tanto en el interior como en el exterior. Para ello, como hemos comentado, disponía de abundantes mercenarios griegos, que le defendían de la posible amenaza babilónica y, a la vez, preveían cualquier movimiento de sedición en el interior del país.

Estatua en honor a Psamético I

Estatua en honor a Psamético I

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