Maximino Daya: Egipto y la crisis del imperio romano

Dentro de nuestra herencia cultural grecorromano, debemos considerar los acontecimientos del siglo III d. de C. en torno al Mediterráneo como de especial significación para el futuro. Las bases de muchos aspectos de la civilización clásica, fundamento de la europea, se asentaría en estos conflictivos años.

Y Egipto, como importante parte del Imperio de Roma, no podía permanecer apartada del acontecer político, económico, social y cultural que enmarcan la historia del siglo III d. de C. y los primeros años del IV.

Durante el famoso siglo III de la era, las estructuras que sustentan el poderío romano se ven fuertemente sacudidas. Roma se ve envuelta en una profundo crisis que abarca a todos los campos de su civilización, desde la economía al puramente cultural y filosófico. La historiografía todavía se pregunta sobre el origen profundo de tal crisis. Políticamente, uno de los hechos más destacados es el llamado periodo de “Anarquía militar”. Los ejércitos romanos asentados en las fronteras danubianas proclaman emperadores a diestro y siniestro, con el claro perjuicio de la estabilidad política del Imperio. La situación de desequilibrio político, con sus consecuencias en las demás esferas de la vida romana, sólo se vería medianamente resuelta a finales de siglo y principios del siguiente gracias a la tenacidad de uno de estos emperadores – soldados ilirios: Diocleciano.

Al comienzo de su reinado debió afrontar el grave problemas de las rebeliones acaecidas en Egipto. Estas revueltas de indígenas egipcios se debían a diferentes motivos. Por una parte, la situación económica, en profunda crisis, y con una población sometida a una brutal fiscalidad. Por otra, la presión ejercida por los reyes sasánidas, en continuo conflicto con Roma, que alentaban estas insurgencias. Finalmente, la cuestión religiosa, con un Galerio defensor del paganismo frente a amplias masas de egipcios cristianizadas. En el 280, los egipcios se sublevaron con el apoyo de grupos nómadas. En el 293, fueron los coptos quienes se levantaron en armas. Pero la situación más grave se produjo en 297, cuando Domicio Domiciano procedió a la usurpación imperial, proclamándose Emperador en Egipto. El propio Diocleciano tuvo que intervenir acabando con el levantamiento.

Él fue el creador del llamado sistema de la Tetrarquía, extendida desde el 284 d. de C. hasta el 337. Una vez que asumió el poder, con el objetivo de mantener la unidad del Imperio y la estabilidad política, interna y externa, Diocleciano procedió a una repartición de competencias en diferentes áreas geográficas. Como Augusto, Diocleciano se encargaría del Occidente del Imperio, mientras que en Oriente, nombró con similar honor a Galerio. Éste realizó una activa política. De origen campesino humilde, su brillante carrera militar provocó su asociación al trono en el 293 d. de C. A su vez, nombraron respectivamente a dos Césares que compartiría el poder. En el ámbito geográfico que nos interesa, Galerio asoció al poder como César a Maximino Daya, un oficial ilirio del ejército y sobrino suyo.

Como ya hemos comentado, Galerio fue asociado al trono como Augusto en 305. Su supremacía se extendía sobre Asia Menor, Grecia, los Balcanes, Oriente y Egipto. En Occidente, una vez que Diocleciano abdicó, el poder recayó sobre un nuevo Augusto, Constancio. Galerio, sin embargo, era quien ostentaba el puesto predominante en este nuevo equilibrio de poderes. Los hijos de Constancio, Constatino y Majencio, fueron relegados, mientras que nombraba como César, asociándolo al trono, a Maximino Daya, quien pasaba a ostentar su dominio sobre las tierras egipcias y orientales del Imperio.

La historiografía muestra un cierto desacuerdo a la hora de tratar la figura de Maximino Daya en todo el proceso de desintegración de la Tetrarquía romana. Parece, sin embargo, que debió tratarse de una persona con muy pocas ambiciones y con un rol secundario. Aun así, su papel como administrador y como militar, con victorias sobre las tropas persas, fue destacado. También fue un claro defensor de la religión pagana, constituyéndose en un perseguidor de los cristianos en Egipto. Sin embargo, la enorme aceptación de la nueva religión entre la población del país, obligó a Maximino Daya a suavizar su beligerante actitud contra ellos.

El papel secundario de Maximino en el sistema político romano parece quedar confirmado en la conferencia de Carnuntum celebrada en el 308. En ella, se proclamó un nuevo sistema tetrárquico: Se nombraban dos nuevos augustos, Licinio en Oriente y Galerio en Occidente. Constantino en Occidente y Maximino Daya en Oriente, eran relegados y sólo obtuvieron el nombramiento de Césares. Constantino no permaneció quieto y decidió asumir el poder en la zona occidental del Imperio poco a poco. Maximino Daya se conformó con considerarse a sí mismo con el título de Augusto en 310. Un año después anexionaría bajo su poder la provincia de Asia Menor.

Este gesto provocaría el recelo del Augusto Licinio que inició una campaña militar contra Maximino Daya ese mismo año. En un principio, Licinio fue rechazado gracias a las dotes militares de Maximino. Sin embargo, ante las nuevas embestidas de los ejércitos de Licinio en el 313, es derrotado cerca de Perinta en la batalla del Campo Ergeno. Se retiró hasta las Puertas de Cilicia donde intentó frenar el avance de su enemigo. Pero ante su fracaso, se retiró hasta la ciudad de Tarso donde se suicidó. Egipto pasó a manos de Licinio. Posteriormente, Constantino le derrotaría, pasando a controlar directamente las tierras de El Nilo.

En la historia de Egipto, Maximino Daya será recordado como el último gobernante en utilizar escritura jeroglífica en sus inscripciones. Se han conservado en algunas piedras de las ruinas de un templo, de estilo romano, construido en la localidad de Tahta. También, en Aberdeen (Gran Bretaña) se custodia una estela con su nombre inscrito en escritura jeroglífica. Maximino Daya, en su época de gestión de las tierras egipcias, se caracterizó por tres hechos fundamentales:

1) La fuerte persecución a la que sometió a los cristianos y su intento de organizar según modelo católico una iglesia pagana.

2) El buen trato fiscal dado a los egipcios después de la explotación ejercida por Roma.

3) Intentar defender a toda costa el sistema tetrárquico establecido por Diocleciano.

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